En los últimos años, el SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado) ha ganado popularidad, especialmente en las redes sociales, donde se habla mucho sobre esta condición. Sin embargo, esa popularidad también ha generado ciertos malentendidos, ya que muchas personas tienden a considerarlo como una «moda» o, incluso, se autodiagnostican sin tener un diagnóstico adecuado. Hoy quiero explicarte qué está detrás de esta tendencia y cómo entender mejor lo que está sucediendo en tu cuerpo.
¿Por qué hay cada vez más casos de SIBO?
El aumento de casos de SIBO no es una coincidencia, y hay varios factores que contribuyen a su mayor prevalencia:
- Estilo de vida actual: El ritmo acelerado de vida, el estrés constante y la falta de sueño pueden afectar negativamente a nuestro sistema digestivo.
- Estrés: El estrés crónico puede desencadenar una serie de procesos en nuestro cuerpo que alteran la microbiota intestinal y favorecen el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado.
- Uso repetido de antibióticos: El abuso de antibióticos destruye tanto las bacterias malas como las buenas, alterando el equilibrio de la microbiota intestinal.
- Sedentarismo: La falta de actividad física afecta la motilidad intestinal, contribuyendo a la aparición de SIBO.
- Cambio en la alimentación: La rápida industrialización de la comida y el consumo de ultraprocesados han cambiado la forma en que alimentamos nuestros cuerpos. Estos cambios pueden alterar la función digestiva y favorecer el crecimiento bacteriano en lugares donde no debería haberlo.
Además, la rápida evolución de la industria alimentaria ha introducido una gran cantidad de aditivos, conservantes y alimentos ultraprocesados que, aunque son prácticos, no son fácilmente digeribles para nuestro sistema. Nuestros cuerpos no han tenido tiempo suficiente para adaptarse a este estilo de vida moderno y, como consecuencia, surgen desequilibrios en nuestra microbiota intestinal.
El peligro del autodiagnóstico en las redes sociales
En las redes sociales, el SIBO se ha convertido en un tema popular, lo que ha llevado a que muchas personas se autodiagnostiquen basándose únicamente en lo que leen. Esto puede ser muy peligroso, ya que muchos de los síntomas del SIBO se superponen con los de otras patologías digestivas, como el síndrome del intestino irritable (SII) o la enfermedad celíaca.
Además, existen diferentes tipos de SIBO, cada uno con su propio origen y tratamiento. Seguir dietas restrictivas o tomar suplementos sin la orientación adecuada puede empeorar la situación. Por lo tanto, siempre es importante obtener un diagnóstico adecuado de un profesional de la salud para que se pueda realizar un tratamiento específico.
¿Qué causa realmente el SIBO?
Las causas del SIBO son diversas, pero las más comunes que vemos en consulta son:
- Estrés: Aunque suene a un tema repetido, el estrés afecta profundamente al sistema digestivo. Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo prioriza la «supervivencia» sobre la función digestiva, lo que puede generar hipersensibilidad visceral y un mayor riesgo de disbiosis (desequilibrio en las bacterias intestinales).
- Mala alimentación: No solo se trata de la calidad de los alimentos, sino también de cómo comemos. Comer deprisa, no masticar bien o hacer picoteos continuos interrumpen el proceso digestivo. Esto impide que el complejo motor migratorio se active, lo que favorece el crecimiento bacteriano en el lugar incorrecto.
- Abuso de IBPs (Inhibidores de la Bomba de Protones): Medicamentos como el omeprazol reducen la acidez estomacal, que es necesaria para una digestión adecuada y para eliminar microorganismos no deseados. El uso prolongado de estos medicamentos puede crear un ambiente favorable para el crecimiento bacteriano en el intestino delgado.
- Uso excesivo de antibióticos y otros medicamentos: Los antibióticos no solo eliminan bacterias malas, sino que también afectan a las bacterias buenas, alterando nuestra microbiota. Los antiinflamatorios no esteroides (AINEs), anticonceptivos y antidepresivos también pueden contribuir a la aparición de SIBO.
- Disbiosis oral: La mala higiene bucal, fumar, respirar por la boca o sufrir de gingivitis puede generar un desequilibrio bacteriano que favorezca la llegada de bacterias al intestino delgado, lo que puede desencadenar el SIBO.
- Hipotiroidismo de Hashimoto: Esta condición autoinmune afecta a la función tiroidea y, como resultado, puede ralentizar la motilidad intestinal, lo que facilita el crecimiento bacteriano en el intestino delgado. De hecho, estudios recientes sugieren que hasta el 50% de las personas con Hashimoto desarrollan SIBO en algún momento de sus vidas.
¿Cómo evitar que el SIBO se repita?
Si te han diagnosticado SIBO, es fundamental conocer el origen del problema para evitar que vuelva a aparecer. No se trata solo de tratar los síntomas, sino de abordar la causa subyacente. La corrección de hábitos alimenticios, el manejo del estrés, el uso adecuado de medicamentos y la mejora de la motilidad intestinal son pasos clave para prevenir futuras recaídas.
Conclusión
El aumento de casos de SIBO es una señal clara de cómo nuestro estilo de vida, la alimentación y los hábitos pueden afectar la salud digestiva. Si bien las redes sociales han ayudado a crear conciencia sobre este trastorno, es importante no caer en el error de autodiagnosticarse. Si tienes síntomas que podrían estar relacionados con el SIBO, lo mejor es buscar orientación profesional para recibir un tratamiento adecuado y personalizado. Recuerda, la salud digestiva es fundamental para tu bienestar general, y abordar las causas subyacentes es clave para mantener un intestino sano.